miércoles, 5 de mayo de 2010

MIGUEL OSCAR MENASSA, CANDIDATO AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2010, EN LA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS ESPAÑOLES

Jueves 29 de abril de 2010
Por Emilio Porta

Los retratos al óleo de los Presidentes de la Asociación de Escritores y Artistas, la más antigua Asociación de Escritores de habla hispana del mundo, y el busto de Don Antonio Machado, miembro de la Asociación, presidían el acto. Desde Núñez de Arce, a Castelar, Canalejas, Diaz-Plaja… una larga lista de ilustres escritores que presidieron la AEAE flanquearon la intervención del poeta Miguel Oscar Menassa. Un recital que tuve el honor de coordinar desde la mesa y pronunciar las palabras de bienvenida, y también el placer de compartir con la presentadora del escritor, Alejandra Menassa de Lucía.

El salón, lleno, se disponía a albergar una efemérides. Y digo bien: porque, como dije al terminar la lectura de Miguel Oscar Menassa, esa lectura me hizo, al cabo de los años, reencontrar el sentido más profundo de la Poesía. El, con su palabra y su gesto, consiguió que en el Salón de Actos se escucharan de nuevo los ecos de los cinco miembros de la Asociación de Escritores que fueron, anteriormente, premios Nobel de Literatura: Echegaray, Benavente, Juan Ramón Jiménez, Vicente Aleixandre y Camilo José Cela, a los que ojalá  se una el poeta.

Menassa es, sin duda, una figura literaria universal. Una voz única, diferenciada, que llena de armonía y forma los contenidos de su escritura. Armonía en la construcción, belleza en las imágenes,  autenticidad en el discurso, ritmo… y fuerza, la infinita fuerza que da el don de concitar el poder del lenguaje con la imaginación, la percepción y la mirada con la expresión de las mismas.

Es Miguel Oscar Menassa candidato, en 2010, al Nobel de Literatura. Y lo es por derecho propio. Más de 100 asociaciones literarias de prestigio de todo el mundo, entre ellas la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, avalan su figura. Después de oírle recitar,  ninguno de los presentes podrá dudar del merecimiento, no sólo de la candidatura, sino de la justicia que conllevaría el otorgamiento del Premio.

Obra y trayectoria confluyen en uno de los poetas más importantes de estos dos siglos, el XX y el XXI, que él cabalga con sabiduría y maestría literaria. Y filosófica también. Porque Miguel Oscar Menassa, además de Poeta con mayúsculas, es un extraordinario pensador en el que se aúnan inteligencia y un conocimiento profundo de la vida y su materia.

Creador del alma del mundo si la tuviera, viajero del universo y sus secretos, pocas veces me ha llegado a impresionar tanto la voz de un poeta en el estrado. Su recital, con la música, espléndida música,  que nos regaló con su violoncelo Pablo Borrego -  que dio un toque mágico más a la tarde - nos llevó en volandas, durante una hora inolvidable, a enlazar el cielo con la Tierra.

Allí, mirándonos con la  cercanía del que sabe mirar sin los ojos, Miguel Oscar Menassa se fundió con todos los habitantes de la Historia y  todos los transcursos del Universo. El nos habló desde dentro, con un lenguaje culto y sencillo, que contenía el paso de la vida y el tiempo, de su vida y su tiempo, haciéndolos nuestros, con palabras que dignifican el lenguaje y nos hacen darle todo su valor. Ese lenguaje vertido a través del idioma universal, el español, el castellano, ya para siempre la lengua de ambas orillas del gran océano que no separa, que sólo une. Ese lenguaje que nos llevó, la tarde del 29 de Abril de 2010, de la mano de un escritor histórico, a interiorizar que la Poesía es la quintaesencia escrita de la vida. Si anteriormente no lo sabíamos, Menassa nos lo hizo comprender.


Emilio Porta
Vicesecretario de la Asociación
de Escritores y Artistas Españoles

sábado, 1 de mayo de 2010

Poesía. CONSIDERANDO EN FRÍO, IMPARCIALMENTE. César Vallejo

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...

Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medadllas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...

Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...

Considerando también 
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...

Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete, 
sus desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo..

Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...

Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...

le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado,
¡Qué más da! Emocionado...Emocionado...

César Vallejo (1892)