lunes, 24 de agosto de 2009

Poesía. LA BONDAD. Sylvia Plath

La bondad corretea por mi casa
La Señora Bondad, ¡qué simpática es!
Las joyas azules y rojas de sus anillos humean
por las ventanas; los espejos
se llenan de sonrisas.

¿Hay algo tan real como el grito de un niño?
El chillido de los conejos será más silvestre,
pero no tiene alma.
El azúcar todo lo cura, dice la Bondad.
El azúcar es un fluido necesario,

pequeña cataplasma sus cristales
¡Oh bondad, bondad
que con dulzura recoges los pedazos!
Mis sedas japonesas, mariposas desesperadas,
pueden verse clavadas en cualquier momento, anestesiadas.

Pero ahí llegas tú con la taza de té
enguirnaldada de vapor.
El chorro de sangre es poesía:
no hay forma de cortarlo.
Tú me alcanzas dos niños, dos rosas.

Sylvia Plath (1932)

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