Sin escapar, sin escapar,
el comienzo escribe la renuncia de las ilusiones,
un encuentro que no será del todo
para que la libertad eche a volar, paloma del olvido.
El aire se movió y reordenó el pasado
con una precisión de historia.
El tiempo se rompió una vez más
haciendo cuentas,
y el siglo desmayado de ausencia
exprimió la cifra redondeada del 2000
mientras el acontecimiento se burla de mi asombro
y tambaleo una vez más en el espacio
proque no sé si es necesario preguntarme,
si partir o quedarme, ahora que la tierra
se transformó en un número.
Un siglo más, que un siglo más,
y la cadencia estalla en el cielo a medianoche
en luces de colores, en formas fugaces que se disuelven
frente a la inalterable brillantez de los astros
que en un liviano hacer me liga a la grandeza.
De ahora en más,
en este fin de siglo
el último estallido decapita el ayer,
caen dos fichas,
se pone todo en cero
pierdo el dolor
y gano una expansión inabarcable
donde existiré tal vez apenas,
ligámenes de luz que me sostienen,
sonoridades de una voz que grita al mismo tiempo,
un siglo más.
Que un siglo más.
Norma Menassa (1938)
AMOR PERDIDO. LOS INDIOS
Hace 2 años
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